Dentro del marco de un mundo globalizado y postmoderno como el que habitamos, se deja ver, un poco como a los codazos, la existencia (y resistencia) de otras formas de ser y estar en ese Mundo del hetero cis capitalismo. El colectivo de trabajadores sexuales se organiza para poner en jaque las concepciones que creíamos rígidas, acerca del ejercicio del sexo, la construccion de la sexualidad como un bien de intercambio, la producción del deseo y la diversidad de experiencias y placeres posibles. Melisa de Oro, La Truena, Franco Rubi y Sasha Sathya en su relato, reivindican su trabajo en el acto de rebeldía política e identitaria, que implica reconocerse abiertamente como trabadorxs sexuales en un país legislativamente abolicionista. Hablan de sus vínculos con sus clientes, las diferentes dinámicas de intercambio, y hacen suyo el potencial subversivo que supone redefinir el deseo, la sexualidad y lo que está en juego en ella al vincularnos.
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