Casi sesenta años después de Flaming Creatures, el espíritu festivo y artificioso de Jack Smith reencarna en una troupe de cuerpos argentinos en trance. Figuras desatadas, desencadenando sus heridas al son lírico, contra una pared de ladrillos blancos más fría que la muerte. Cuerpos hirviendo contra paredes descascaradas tan gélidas como la noche del alma. “Mientras haya vida en mi pecho”, exclama el aria barroca italiana que da título a esta piccola obra, oda metalingüística al alma drag.